NO LE PIDAS A DIOS
No le pidas a Dios que te de grandes éxitos.
Pídele pequeños adelantos de virtud.
No le pidas a Dios que aligere el peso de tu vida.
Pídele que te de fuerzas para llevar el que Él quiera ponerte.
No le pidas a Dios poder demostrar que tienes razón.
Pídele que te deje entrar siempre en el fondo de la verdad que pueda
tener el otro.
No le pidas a Dios que todo el mundo te escuche.
Pídele guardar silencio para que puedas escuchar a los demás.
No le pidas a Dios tiempo para tus males.
Pídele capacidad para comprometerte con los males de los otros.
No le pidas a Dios que te cambie de cruz.
Pídele que seas capaz de adaptarte a la que viene calculada para tu condición, tu talla y tu estatura.
No le pidas a Dios felicidad plena.
Pídele saber hacer dichosa la vida con lo que tienes a tu alcance.
No le pidas a Dios cumplir con todo lo que te ha mandado.
Pídele saber ofrecerle algo que nunca te ha pedido.
No le pidas a Dios el hogar más lujoso.
Pídele el que tengas habilidad de manejar.
No le pidas a Dios dinero en abundancia.
Pídele lo necesario para garantizar tu salvación.
No le pidas a Dios tanto viento que te sople.
Pídele una brújula que te oriente.
No le pidas a Dios la magia de la suerte.
Pídele el merecimiento del trabajo.
No le pidas a Dios muchos dones para lucirte en sociedad.
Pídele mejor entrar a tu corazón.
No le pidas a Dios concebir muchos proyectos.
Pídele una buena obra realizada en bien de los demás.
No le pidas a Dios un éxito rotundo.
Pídele que siempre te deje ver el punto débil de tu pequeñez.
Y a la hora de morir...
No le pidas a Dios lo que te mereces.
Pídele su misericordia y su amor.